POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA

  LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- El pasado martes 2 de julio acaba de transcurrir un eclipse total de sol, el próximo se repetirá el 14 de diciembre, pero antes habrá uno lunar el 16 de julio. Cómo repercute este fenómeno a nivel astrológico. Siempre luego del Eclipse Solar viene un Eclipse Lunar. La Temporada de Eclipses que vivimos este mes, inició el pasado con el Eclipse Solar total que pudo verse desde Argentina y Chile.

  Ahora, nos preparamos para el Eclipse de Luna llena que tendrá lugar el próximo 16 de Julio. Este próximo Eclipse Lunar será parcial y se podrá ver en Oceanía, Asia, África y algunos países de Europa, como España.

  Según los astrólogos y Psicoterapeutas Integrativos destacan que éste fenómeno natural moverá particularmente nuestro entramado sensible, repercutiendo sobre las emociones.

¿Qué es un Eclipse?

  Un evento astronómico natural en el que la luz de un cuerpo celeste es bloqueada por otro por cierta cantidad de tiempo. Los eclipses siempre ocurren cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineados formando una línea recta (Luna Nueva o Luna Llena); y cuando esta alineación se produce cerca de los Nodos de la Luna (los puntos de intersección entre la órbita lunar y la Eclíptica).

  Hay Eclipses Solares y Eclipses Lunares, parciales y totales. En el Eclipse Solar la Luna se sitúa entre el Sol y la Tierra, tapando los rayos del Astro Rey y proyectando su sombra sobre nuestro Planeta.

  En cambio, en el Eclipse Lunar es la Tierra la que se interpone entre el Sol y la Luna generando un cono de sombra que ensombrece a nuestro satélite natural. «Los eclipses son de los espectáculos cósmicos naturales más impresionantes y bellos que podemos experimentar. Sin embargo, los efectos e impactos energéticos generan controversias», dice los astrólogos.

  Eclipses «Arquetípicamente, mientras que el Eclipse Solar promueve una expansión de conciencia, un nuevo «darse cuenta»; el Eclipse Lunar se manifiesta de forma sutil a nivel emocional y del alma, a nivel inconsciente, promoviendo cambios sentimentales», comentan los especialistas.

  Las civilizaciones antiguas (desde Babilonia hasta Grecia, los Mayas, Aztecas, Mapuches, etc.), eran muy cautos ante estos eventos del cielo, y buscaban especial protección y el cultivo de la calma, el descanso y la purificación. Es por eso que no se sugieren las celebraciones ni tampoco la exposición directa al fenómeno, precisamente para proteger al Cuerpo · Alma · Espíritu de la intensa vibración magnética que generan los eclipses y que fácilmente puede desestabilizarnos.

  Es que los eclipses recrean una polarización energética importante que es importante poder tener presente porque impacta de algún modo en nuestra psique.

«Cuando la luz de un astro queda oculta por un tiempo vivimos una descarga, y luego, al aparecer nuevamente su fuerza, lo hace con una potencia intensa, amplificando el magnetismo y la vibración», explican.   Tanto para el cuerpo como para la psique, esta alteración energética puede exaltar nuestra sensibilidad, dejando que broten del inconsciente, impulsivamente reacciones emocionales de diverso tipo: tensión, ansiedad, angustia, agotamiento y hasta tal vez cierta melancolía, miedo, tristeza, efusividad.