*La resurrección, el camino correcto a la construcción de la paz: Obispo

*La pascua no es un acto de magia, pero si transforma la vida de las personas.

POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA / Redacción

LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- Al celebrar el domingo de pascua de la resurrección del señor, el obispo de la diócesis de Lázaro Cárdenas, Armando Antonio Ortiz Aguirre, afirmó que esta importante celebración llega en medio de un entorno ensombrecido por una realidad adversa que diluye la imagen de Dios, en la que descansa la dignidad de cada uno de las personas, debido a la violencia y los problemas sociales de seguridad, económicos y migratorios que se vive.

Dijo que esta realidad adversa tiene muchos fenómenos que si se enlistaran no se acabaría nunca y hundiría en el desánimo y la impotencia de verse frente a una avalancha de mal que envuelve y arrastra a las personas, no obstante, a la par de todos aquellos que comparten esa realidad dolorosa, la violencia, la falta de oportunidades y la migración, son los látigos cuyos azotes se sienten más.

Señaló que ¿Cómo celebrar la Pascua en medio de estas dificultades que nos abruman? ¿Qué puede decir el acontecimiento más grande de la historia a nuestro ánimo debilitado por esa realidad que nos circunda? Detalló que, cuanto daría porque la Pascua fuera un pase mágico de Dios que pusiera a las personas en otra realidad, sin embargo, la Pascua no es un acto de magia que cambia automático la vida en algo paradisíaco, pero sí transforma la vida, porque el Señor Jesús redime con su vida llevada hasta la resurrección.

Reconoció que la redención pone a las personas de nuevo en el camino de la salvación que Dios soñó para todos y que se ha perdido, a veces obligados por las circunstancias, sin embargo, la resurrección a su vez coloca a todos en el camino en el que la esperanza y los sueños se convierten en una realidad posible.

«A la luz de la resurrección retomemos nuestro quehacer con alegría y esperanza, y pidamos a Dios que construyendo la paz, entendiéndonos no solo como pacificadores, sino como verdaderos artesanos de la paz y atentos a nuestros hermanos migrantes, nos conceda la gracia de ser auténticos testigos de la resurrección, vivamos confirme convicción de esta certeza», abundó. La resurrección a su vez coloca a todos en el camino en el que la esperanza y los sueños se convierten en una realidad posible.

Puntualizó que solo viviendo y alimentándose de la certeza de la vida del resucitado se podrá vislumbrar un mundo más humano y más fraterno para todos, pero también solo de esa certeza se podría esperar que los buenos deseos de transformación generen nuevas estructuras, que vayan garantizando un nuevo modo de actuar.