*Si se consigue una detección precoz del abuso crónico del alcohol es posible alcanzar la curación.

POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA / Redacción

LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- El alcoholismo es una enfermedad que causa una profunda agresión a la calidad de vida del paciente y a todos los miembros de su entorno: familiar, laboral y social.

Pero, ¿qué es el alcoholismo?

En la Real Academia de la Lengua Española define la palabra en su primera acepción como “dependencia del alcohol” y en su segunda definición como “patología producida en la salud de una persona a consecuencia de la ingesta inmoderada de alcohol”.

El alcohol o etanol es una sustancia química, habitual en nuestra sociedad, cuyo consumo excesivo da lugar a una intoxicación capaz de producir una larga lista de enfermedades, aumentar exponencialmente la accidentabilidad del sujeto a todos los niveles (accidentes laborales, de tráfico, domésticos, etc.) y, por tanto, es responsable de un gran número de muertes al año en todo el mundo.

¿A quién afecta más?

El alcohol no afecta por igual a todas las personas. El efecto del consumo de alcohol es más devastador en un menor de 25 años, edad a la cual se estima que el sujeto alcanza su madurez orgánica y psíquica, que en otros grupos de mayor edad. “A menor edad en el consumo, mayor daño físico y psíquico”, comenta un miembro de la Comunidad de AA, responsable del Grupo, sobre otras adicciones como el tabaquismo, drogadicción incluso neuróticos, que son temas de Salud Mental y Drogodependencias, existe para cada uno de estos casos, grupos especiales de AA.

Éste añade: “Lo mismo ocurre entre hombres y mujeres. La biología no se rige por parámetros ideológicos: a igual cantidad de consumo, el alcohol provoca mayor daño en el organismo de la mujer que en el del hombre. La igualdad intersexos no es real en la fisiología humana”.

En el caso de la esfera orgánica:

Aumenta el riesgo de aparecer enfermedades infecciosas.

A nivel cardiovascular, condiciona un aumento de la presión arterial, arritmias y miocardiopatía alcohólica, entre otras dolencias.

A nivel digestivo, llega a producir esofagitis y gastritis. Además, se relaciona con enfermedades hepáticas, pancreáticas, etc.

El abuso excesivo de alcohol facilita el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Afecta al aparato locomotor con osteoporosis y osteopenia.

Afecta al aparato reproductor, provocando fetopatía alcohólica, impotencia sexual o disminución de la libido.

En la esfera psiquiátrica el consumo de alcohol agrava los trastornos psiquiátricos que existían previamente o incluso induce la aparición de nuevos trastornos. A nivel neurológico, produce deterioro cognitivo, encefalopatía o incluso demencia, lesión cerebral y daño cerebral progresivo, depresión, ansiedad, psicosis orgánica, delirios paranoides y celotipias, entre otras patologías.

Actuar cuanto antes

El alcoholismo se convierte en la causa de estos trastornos y es un factor agravante de los mismos. No obstante, el paciente alcohólico se puede beneficiar de la ayuda médica y social. En primer lugar, para abordar el alcoholismo como adicción y, más tarde, para tratar las patologías y consecuencias orgánicas y psiquiátricas derivadas de este trastorno.

Tomar conciencia del problema

Si se consigue una detección precoz del abuso crónico del alcohol es posible alcanzar la curación. “Lo primero que debemos conseguir es que el paciente comprenda que lo que le está sucediendo es consecuencia directa del consumo de alcohol, algo bastante difícil”, señala que “después, se debe lograr la abstinencia absoluta, voluntaria, siempre bajo supervisión y estricto control médico. Este proceso debe ser así para evitar complicaciones médicas severas como el síndrome de abstinencia, que puede evolucionar a un grave cuadro de delirium tremens”.

“Es importante tener en cuenta que sólo se puede hacer comprender al sujeto las consecuencias en sus periodos de lucidez, y sólo de forma parcial. Y cuando el daño originado es grave, ni siquiera en esos periodos, pues el daño cerebral alcanzado limita su reflexión y entendimiento por la demencia alcohólica presente”, especifica Souied.

Finalmente, y una vez transcurrido este periodo de desintoxicación, la persona alcohólica debe proceder a la deshabituación, cuyo objetivo es la prevención de las recaídas en el consumo.