*La falta de oportunidades los empuja a la violencia, y más lejos del acceso a educación, empleo
POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA
LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- El aún presidente del Consejo Ciudadano de Transparencia en este puerto habló, dijo que la agenda de los jóvenes está desaparecida para el Estado, y concuerda con politólogos y estudiosos de las culturas juveniles en el país. Y lo que necesita nuestra nación para impulsar a las juventudes son políticas de Estado, no sexenales, que tengan continuidad y formen parte de un proyecto nacional. No obstante, eso no ha sucedido aún, comentó.
¿Qué necesitan los jóvenes para salir adelante? – se le preguntó por este medio. Para los analistas, existen tres necesidades elementales: Uno, pasar del paradigma de la instrucción escolar a la educación entendida como el conjunto de valores de identidad y de cambio sociales. Dos, empoderar a los jóvenes e incluirlos en el proyecto social para darles oportunidades dignas de desarrollo. Y tres, impulsar el activismo y la participación en sociedad, para generar en ellos un sentido de pertenencia a partir de las necesidades sociales.
Sin embargo analiza en cuatro entregas la realidad que enfrentan casi 30.6 millones de jóvenes en México, 25.7 por ciento de la población, y la brecha de carencias y oportunidades que los margina día con día, parte de las reformas estructurales se refleja en el despojo de un futuro que no lo hay ya en el país, la falta de oportunidades los empuja a la violencia y más lejos del acceso a la educación y el empleo.
México ha caído en una espiral de abandono sistemático de sus juventudes, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), componen la cuarta parte de nuestra población. Para politólogos y estudiosos de las culturas juveniles, hay tres factores indispensables que nuestra sociedad y su Estado han fallado en aportar a las nuevas generaciones: valores de identidad o educación; oportunidades dignas de desarrollo; y un sentido de legitimidad para con la autoridad que los aleje de malos pasos.
La circunstancia actual de los jóvenes, es que los problemas fundamentales de las y los jóvenes mexicanos tienen que ver con carencias estructurales ligadas a la marginación social, y con los conflictos correlativos de identidad con la estructura social, más allá de su entorno de vida inmediato.
El gran problema de este país, en ese sentido y en términos de política pública, “es que nunca se tomaron las decisiones y nunca se consideró como una política de Estado que estamos en el momento de mayor repunte de la población menor de 29 años –lo que se conoce como bono demográfico–”, dijo en entrevista Alfonso Castillo Abogado, Presidente aun del Consejo Ciudadano de Transparencia “Habiendo la oportunidad de pensar una política para que cuando llegara ese crecimiento demográfico tuviéramos suficiente infraestructura para generar educación y empleo, no se hizo”, explicó.
Por ello, el también candidato por la Diputación Local del 24 Distrito por la Vía de Independiente, señaló que el gobierno debe de hacer una inversión millonaria para crear condiciones de acceso a una vida digna para las juventudes. No obstante, ello requiere de políticas verdaderas de Estado, en lugar de meras políticas sexenales. “Una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está condenada a desangrarse”, dijo ejemplos de inadecuadas prácticas sobran. Hace cuatro años, las políticas y programas para el desarrollo de la juventud en México han sido evaluadas por organizaciones internacionales y han encontrado que sólo 17 de 106 acciones federales podían considerarse como “buenas prácticas”.
Además, está el caso del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), que de acuerdo con los especialistas, es representativo de la “inepta política actual” debido a que no es autónomo y ha dependido, a lo largo de los años y en sus diferentes etapas, de varias dependencias de gobierno que marcaron su agenda según sus principios. A partir de los años cincuenta estuvo en manos de la Secretaría de Educación Pública (SEP); de 1976 hasta la década de los noventa, respondió al Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA) y luego a la Comisión Nacional del Deporte (CONADE). Y a partir de 2013, quedó a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
La segmentación del Imjuve como proyecto, es visto por antropólogos y politólogos como parte de una política limitada, que no responde a la realidad de las juventudes, siendo la “miopía enorme y falta de voluntad política” lo que ha llevado al Gobierno federal a solucionar “todo con aspirinas en tanto que el enfermo no sea terminal”, “en nuestro país no existe un diagnóstico sobre lo que necesitan los jóvenes, pero sí existe una idea muy estereotipada sobre lo que necesitan en este momento”. “Por ende, la agenda de los jóvenes está desaparecida, porque también la agenda de protección para la sociedad, por parte del Estado, se ha ido diluyendo”, concluyó.