“El municipio necesita un nuevo modelo educativo que incluya a personas con discapacidad”

POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA

  LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- Las casi 5 mil personas con discapacidad que viven en el municipio de Lázaro Cárdenas enfrentan dificultades para entrar a lugares. ”Esta situación refleja problemas de accesibilidad y discriminación, el propio palacio municipal, restaurantes, servicios colectivos también pasa en los cines y en los hoteles”, lo comenta quien utiliza silla de ruedas porque desde que tenía cuatro años no puede usar sus piernas debido a la poliomielitis que padeció.

  A pesar de los esfuerzos de la última década, en el municipio de Lázaro Cárdenas sigue sin ser completamente amigable con este sector de la población, pues apenas un 40% de la ciudad es accesible para estos ciudadanos, señala Antonio Briseño Santamaría presidenta de la asociación de discapacitados esta organización promueve la movilidad para las personas con discapacidad, de quienes incluso se conmemora su día internacional que pasa por alto.

  “La accesibilidad se ha manejado a voluntad y digamos que a capricho de la gente, en el sentido de que no hay una sanción. Si tú abres un establecimiento y no lo haces accesible, nadie viene y te lo clausura”, asegura Briseño, al sostener que el principal problema en esta materia radica en que las leyes son laxas.

  Por ejemplo, la Norma Complementaria del Reglamento de Construcciones del Lázaro Cárdenas señala lineamientos básicos de accesibilidad en las obras, como la construcción de rampas de acceso, sanitarios y estacionamientos accesibles, pavimento táctil y señalizaciones en braile. Sin embargo, no indica cuál es la sanción si el inmueble carece de alguno de estos elementos.

  Otra muestra del problema es la Ley de Integración para las Personas con Discapacidad de Lázaro Cárdenas. En su artículo 23 señala la obligación de hacer accesibles los espacios abiertos al público como plazas comerciales, centros culturales y de entretenimiento bajo pena de una suspensión, pero carece de reglamento y, por lo tanto, no determina quién debe hacer la inspección ni aplicar la sanción.

  En el mejor de los casos, una persona con discapacidad puede ejercer presión para hacer que un lugar sea accesible con ayuda de autoridades conciliatorias, como las comisiones nacional y local de derechos humanos “Un restaurante que no tiene una rampa sí está cometiendo una conducta discriminatoria porque hay alguien que no puede entrar ahí. [Los locatarios] discriminan, unos sí y otros no”, explica.

  Pese a estas dificultades, los costeños con alguna discapacidad —motriz, auditiva o visual— cada día se desplazan por la ciudad y algunos se organizan para exigir mejoras en la infraestructura local. “Vivimos en una ciudad donde no ha habido un control en el crecimiento urbano y lo que menos ha importado son las personas con discapacidad”, incluso personas de la tercera edad que por su avanzada edad no pueden tener acceso a esos lugares, reconoce.   La Ciudad y Puerto de Lázaro Cárdenas ha tenido avances en materia de accesibilidad, a pesar de que persisten las dificultades para entrar en numerosos establecimientos o para transitar libremente por la ciudad. Por ejemplo, instalaciones en lugares públicos como Palacio de Gobierno Municipal debería contar con al menos un elevador o rampas, los principales edificios públicos, sobre todo aquellos a los que los ciudadanos deben acudir para realizar trámites, tienen parámetros universales de accesibilidad o están bajo adecuaciones.