*Desafíos de la educación en el Siglo XXI, el crucial papel de los directores en la mejora de la calidad educativa
POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA
LÁZARO CÁRDENAS, MICH. En el marco de la 15ª Reunión del Colegio de Directores de Escuelas Técnicas a la que asistieron directores, Subdirectores, Jefes de Educación y Coordinadores, a este puerto, convocado por la Supervisión Escolar 18, de Secundarias Técnicas Zona 18, que preside el Profesor David Ávila Tinoco, con el apoyo y respaldo de la autoridad municipal y regidores de la Comisión de Educación de este ayuntamiento de Lázaro Cárdenas.
David Ávila, dijo que los directores son pieza clave en el éxito de la escuela y en los aprendizajes. También lo son en la creación del clima propicio de trabajo, en el correcto funcionamiento de los servicios de apoyo que requieren los docentes para poder cumplir sus funciones e innovar, en mantener una buena relación con los padres de familia y con la comunidad del entorno; es el representante de la institución ante las instancias de la administración educativa y el blanco dentro de investigaciones administrativas o financieras del plantel.
Todos estos aspectos de la gestión del director no siempre son fáciles de enfrentar. A veces las condiciones de infraestructura y materiales de las escuelas son tan precarios que cuesta desarrollar buenas prácticas en las aulas. También se dan casos de padres insuficientemente comprensivos de las condiciones de trabajo y que están constantemente reclamando. O los procedimientos administrativos suelen ser tan lentos y complicados que no es posible cubrir a tiempo una necesidad, como puede ser una licencia de un profesor. El director tiene que enfrentar de la mejor manera casos como estos mencionados.
Además, la importancia del director también está en la capacidad de motivación y estímulo que pueda brindar a su personal. Un buen profesor puede ver limitadas sus capacidades de enseñanza si se encuentra con un director rígido, que no estimula iniciativas de innovación en el trabajo pedagógico, que no alienta las buenas prácticas, que no alienta el trabajo en equipo de sus docentes.
Lo contrario puede suceder con un buen director. Puede sacar provecho y potenciar las capacidades de profesores que podrían catalogarse no tan buenos o sin suficiente experiencia. Puede ayudar a mantener en alto la motivación y las expectativas de aprendizaje, saber reconocer el trabajo individual y grupal, actuar con justicia y procurar un buen clima de trabajo.
Allí donde hay un buen director que promueve la buena convivencia y el respeto, habrá estudiantes seguros, extrovertidos, que no tienen temor de hacer preguntas a sus profesores sobre lo que no entienden. Imaginemos lo que podría suceder con la personalidad del alumno si existe un buen director durante toda su escolaridad. Pero también imaginemos lo contrario. Cuánto puede afectar a personalidad del alumno un ambiente negativo en la escuela.
Ahora que se habla de la reforma magisterial, al director se le asigna un rol importante que siempre lo ha tenido pero que ahora se trata de formalizar y sistematizar: participar en la evaluación del docente, presidiendo la comisión organizada para tal propósito. Es una función trascendente a la vez que delicada que exige de su parte mucho profesionalismo, honestidad, transparencia y justicia. Su papel es clave en la evaluación del desempeño pues su actuación es uno de los factores de mayor importancia para generar entre los profesores confianza en el proceso. La realidad muestra que no siempre los directores son apreciados por su personal docente como debería ser. Las razones pueden variar, pero lo importante será que este actor haga los esfuerzos necesarios para que, demostrando autoridad, construya y encamine, con participación de la comunidad educativa, la visión y el proyecto de desarrollo institucional; asimismo, que genere un ambiente adecuado y de confianza en la institución educativa. Ayudará mucho a conseguir buenos resultados.