En la colonia Santa Marta Zona 5 de Mixco se encuentran Viviendas en peligro por las lluvias que afectan Guatemala. Fotografía Erick Avila. 25/09/2017

*A 49 años de nombrarse Cd y Pto de Lázaro Cárdenas la capital mundial del acero sigue siendo “El Rancho Grande”

POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA

  LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- Siempre que he visto siameses, seres humanos con dos cabezas y un solo cuerpo, me conmueve y admira cómo es que se ponen de acuerdo para caminar, comer, andar en bicicleta o simplemente vivir. La metrópoli michoacana es al revés, como un cuerpo pero con muchísimas cabezas. Lázaro Cárdenas ha sido diagnosticada y estudiada bien y suficiente. De nada sirve si eso no se ve reflejado en un programa de desarrollo urbano moderno, audaz y con esquemas económicos que cierren el paso a la brutal especulación con el inmenso territorio, no sólo de la capital del estado sino de los territorios de los 113 municipios, aunque igual o más desarmados están el resto de los municipios del estado.

  La ciudad y Puerto de Lázaro Cárdenas, fundada en 1947, como Melchor Ocampo del Balsas, generó un centro histórico excepcional y hasta los años setentas del siglo XX fue una ciudad razonablemente habitable y armoniosa en su trazo, con al menos 230 habitantes por hectárea, es decir, concentrada, lo que la hacía más fácil de comunicar y atender con servicios. Luego vendría el impacto de la explosión demográfica, la ausencia total de planeación, los ejidos rodeando la ciudad regidos por leyes obsoletas y el priismo clientelar de entonces aprovechando el vacío que permitía invasiones y luego regularizaba a cambio de incorporarlos a su partido u organizaciones satélites.

  De las más de 56 mil hectáreas que forman nuestro municipio, hoy hay más de 22 mil urbanizadas con sólo 70 habitantes por hectárea; es decir, la ciudad se extendió y dispersó sin orden ni ley; generó colonias sin servicios, sin áreas de donación para deporte y recreación y sin transporte accesible. No hubo talento colectivo para reformar las leyes a tiempo y crear instrumentos de planeación modernos, al servicio de la sociedad y no de los especuladores de la tierra, que siempre saben encontrar el hueco en las autoridades para dar sus tiros de precisión a tiempo para hacer grandes fortunas a costa del orden de la ciudad. Los servicios de mediana calidad fueron abandonados y sustituidos por una mancha urbana plana, de un piso, voraz, desordenada y caótica.

  No sólo pasó en Lázaro Cárdenas, el país todo creció así. Ha habido varios intentos de poner orden, uno en tiempos de Colosio en Sedesol, con una propuesta del “Plan para Cien Ciudades”, pero nadie ha retomado esa idea. Por el contrario, la última expropiación importante que se hizo en la ciudad para crear la reserva de supuesto ordenamiento urbano fue la llegada de la empresa Sicartsa hoy ArcelorMittal México, que sigue despojando a campesinos y pequeños propietarios de sus parcelas sin hacerlos partícipes del negocio de esa zona en la que solo se benefician políticos y empresarios.

  A 49 años que el municipio cambio de nombre de Melchor Ocampo del Balsas a Cd y Pto Lázaro Cárdenas, que forman parte de la cabeza de la metrópoli Michoacán-Guerrero no cuentan con programas de desarrollo modernos y armoniosos; son obsoletos, incongruentes entre sí o de plano inexistentes. Consecuencias: especulación con la tierra a costa del subsidio público, extensión desordenada del transporte y el colocar desarrollos inmobiliarios a gusto de los desarrolladores, que construyen viviendas sin las normas urbanas municipales.

  La falta de ordenamientos claros y precisos y el desbordamiento de la ciudad han traído como consecuencia que un número altísimo de habitantes gasten un porcentaje alto de sus salarios en transporte, el Distribuidor Vial, será un primer paso para la administración municipal ya que no priorizaron y no han logrado sacar a tiempo la actualización de programas de desarrollo que nos rige gobiernos pasados; no lograron los consensos con las autoridades estatales para emitir un nuevo ordenamiento. Sí se logrará que por lo menos los límites de la ciudad con las tenencias conurbadas Las Guacamayas, Buenos Aires y La Mira, que materialmente arriar al Congreso para que después de 49 largos años emitan un área conurbada.

  Eso sería un gran logro de gestión gubernamental el que se decidiera instalarse en Lázaro Cárdenas, pero ese logro debe obligadamente de ir acompañado de un plan de ordenamiento por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano SEDATU, y el Congreso del estado tienen la obligación de concertar un ordenamiento de todo el territorio michoacano. Los municipios ya no pudieron solos. Necesitan ayuda inmediata y profesional en planeación y ordenamiento. Necesitan de una coordinación que sólo puede emanar del gobierno del estado. ¿Qué espera el Congreso para verlo? ¿Qué la SEDATU? ¿Qué esperan la alcaldesa para unirse y generar esos ordenamientos indispensables para una sana convivencia intermunicipal? ¿Qué esperan los cuerpos intermedios, cámaras y universidades para pedir al poder ejecutivo y legislativo que cumpla con esta obligación básica de esos dos poderes?