*También está participando en la 25va semana nacional de compartiendo esfuerzos.
POR Baltazar SÁNCHEZ HUERTA
LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- Cuando una persona comienza a consumir sustancias, las relaciones con su familia empiezan a deteriorarse. Y, de esta manera, se hace necesario muchas veces ofrecer un apoyo psicológico a la familia. Además, la codependencia no siempre desaparece a medida que el adicto comienza a recuperarse. Como explica Yuri Fernández, “la codependencia no necesariamente evoluciona de manera armónica con la recuperación del adicto, esto es, puede ocurrir que el adicto se encuentre en proceso de recuperación pero el codependiente no.
En tal caso, no realizará los cambios necesarios para ajustarse a la nueva realidad. Idealmente tanto el adicto como el codependiente deben buscar tratamiento lo antes posible, pero no es esto lo que suele ocurrir. Las asimetrías en los procesos de recuperación de adictos y codependientes suelen ser muy importantes para el proceso terapéutico. En ocasiones pueden producirse incluso hasta intentos de ‘boicot’ o ‘sabotaje’ del proceso de recuperación del adicto por parte del codependiente”.
Al-Anon surge de las reuniones que mantenían los miembros de Alcohólicos Anónimos
En este contexto, surge Al-Anon, una organización sin ánimo de lucro y que funciona sobre todo gracias a sus voluntarios que da soporte a los familiares de alcohólicos. En este caso, ni siquiera es necesario que el adicto esté en tratamiento. Así, existen casi trescientos grupos de Al-Anon sólo en México y el próximo año se cumplirán cincuenta años de su implantación en este país. Como explica la Señora Yuri, miembro de Al-Anon y una de las voluntarias que hace posible que pueda seguir existiendo, “el objetivo que se persigue es encontrar la recuperación que necesitan los familiares y las personas que han convivido estrechamente con un adicto”, ya que sus vidas han quedado profundamente afectadas por esta patología.
Al-Anon surgió a partir de las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En las reuniones que éstos celebraban contribuían sus esposas preparando el café o poniendo las pastas. Así, las esposas de los alcohólicos en proceso de rehabilitación observaron que ellos se recuperaban porque compartían sus experiencias y comprendieron que a ellas también les beneficiaba hablar entre ellas sobre sus problemas y preocupaciones, pues, aunque sus maridos estaban recuperándose, ellas no podían superar los sentimientos que habían generado cuando sus maridos aún no habían comenzado el tratamiento.
El programa de Al-Anon, adaptado del de Alcohólicos Anónimos, comienza con Doce Pasos específicos para la recuperación. Prosigue con las Doce Tradiciones que permiten que se mantenga la unidad del grupo. Finalmente, están los Conceptos de Servicio que, como explica la voluntaria, “cuando uno empieza a recuperarse y ha comprendido más o menos lo que es Al-Anon, puede ayudar a otras personas”. Cada miembro del grupo puede avanzar en este camino en la medida de sus posibilidades. Además, los miembros de Al-Anon mantienen reuniones periódicas en las que comparten sus experiencias. Cada una de ellas es conducida por un miembro del grupo que va cambiando cada uno o dos meses. Los miembros del grupo escogen los temas sobre los que quieren hablar y, a partir de ahí, comienza el intercambio de experiencias. Asimismo, Al-Anon posee una sección específica destinada a chicos de entre doce y dieciocho años que, normalmente, son hijos de alcohólicos llamada Alateen. La única diferencia entre ésta y las reuniones de los adultos es que están conducidas por un adulto (un padrino o una madrina) para que no se desvirtúe su sentido.
Los grupos son totalmente anónimos y puede ir toda persona que lo desee, aunque el adicto no se haya puesto en tratamiento. “Yo estuve muchos años luchando para que mi marido entrara en Alcohólicos Anónimos, pero él no quería. Cuando escuché que había otros programas paralelos, empecé a participar en ellos y a los seis meses comenzó mi marido su tratamiento cuando yo ya no le machacaba. Cuando yo ya no le decía nada”, explica Yuri, miembro de Al-Anon. Porque precisamente los grupos de Al-Anon sirven a sus miembros para comprender la naturaleza de la enfermedad del alcoholismo y poder superar los sentimientos de culpabilidad. “A medida que avancé con el programa, fui recuperando el sentido común y me di cuenta de que yo no era culpable de que él siguiera bebiendo. Por medio del programa canalizamos nuestra vida. Cada uno tiene una forma de entenderlo y a través de él puede canalizar la rabia, el rencor, el miedo, etc.”, indica.